Las principales corrientes ideológicas del mundo actual

Liberalismo y neoliberalismo. El liberalismo como corriente ideológica independiente surgió a finales del siglo XVII y se terminó de formar a mediados del siglo XIX a través de los escritos de J. Locke, T. Hobbes, J. Mill, A. Smith y otros. La ideología liberal se basa en el concepto de que los derechos y las libertades individuales tienen prioridad sobre todos los demás derechos y libertades (la sociedad, el Estado). Al mismo tiempo, de todas las libertades, se da preferencia a las libertades económicas (libertad de empresa, prioridad de la propiedad privada).

Las características fundamentales del liberalismo son:

  • Libertad del individuo;
  • Respeto y observancia de los derechos humanos;
  • Libertad de propiedad privada y de empresa;
  • igualdad jurídica de los ciudadanos;
  • un sistema contractual para la formación del Estado;
  • la separación de poderes, la idea de elecciones libres para todas las instituciones de poder;
  • la no injerencia del Estado en la vida privada.

Sin embargo, la adhesión al modelo clásico de ideología liberal ha polarizado a la sociedad. El liberalismo desenfrenado en economía y política no aseguraba la armonía y la justicia social. Las ideas del liberalismo comenzaron a experimentar una crisis.

Durante la segunda mitad del siglo XX, se elaboró una concepción renovada del liberalismo -el neoliberalismo- tras largos debates y búsquedas teóricas.

El programa neoliberal se basaba en ideas como: el consenso de gobernantes y gobernados; la necesidad de la participación de las masas en el proceso político; la democratización del procedimiento de toma de decisiones políticas; la limitación estatal de la actividad monopolística.

El neoliberalismo permitió proteger al individuo de los abusos y de los efectos negativos del sistema de mercado. Los valores básicos del neoliberalismo se han tomado prestados de otras corrientes ideológicas. Es atractivo porque sirve de base ideológica para la igualdad jurídica de los individuos y el Estado de Derecho.

Conservadurismo y neoconservadurismo. El conservadurismo (del latín conservare – preservar, proteger) se basa en las ideas de la inviolabilidad del orden natural de las cosas, la jerarquía natural y los privilegios de un determinado estrato, los principios morales subyacentes a la familia, la religión y la propiedad.

La condición previa para el surgimiento del conservadurismo fue la Gran Revolución Francesa de 1789, a raíz de la cual el mundo se vio sacudido por el radicalismo de la reestructuración política. Por eso el conservadurismo rechaza cualquier método revolucionario para cambiar el orden social.

En el siglo XX, el conservadurismo tuvo que aceptar muchos valores liberales y se volvió mucho más tolerante con las ideas innovadoras en la política y la vida pública. Sin embargo, la idea de reforzar el Estado de Derecho, la disciplina y el orden del Estado, y el rechazo a las reformas radicales seguían siendo su núcleo.

El neoconservadurismo es una aspiración a adaptar los valores conservadores tradicionales a las realidades de la sociedad postindustrial moderna. Defendiendo valores espirituales como la familia, la religión, la moral, así como la estabilidad social, la responsabilidad mutua de los ciudadanos y el Estado, el respeto de los derechos humanos, el neoconservadurismo encuentra muchos adeptos entre los votantes. Existen partidos basados en las ideas del conservadurismo en Estados Unidos (Partido Republicano), Japón (Partido Liberal-Conservador), Inglaterra (Partido Conservador). Y el número de partidarios de esta corriente ideológica sigue creciendo. Los conservadores están aumentando su capital político en Francia, Alemania y otros países del mundo.