El ecologismo como ideología política

El ecologismo es una ideología basada en la noción de que el ser humano forma parte de la naturaleza y que el estado del medio ambiente está por encima de la satisfacción de las necesidades humanas.

En 1870, el zoólogo alemán E. Haeckel definió el término «ecología» como el estudio de la compleja relación de los animales con el entorno orgánico e inorgánico. Pero ya a principios del siglo XX el alcance del término A principios del siglo XX, se amplió el alcance del término. Comenzó a significar el análisis del proceso de la vida en los organismos vegetales y animales, así como en las sociedades humanas. En los años setenta se introdujo en la ciencia el término «invambientalismo». Se utilizaba para referirse a una teoría sociológica especial que explicaba las diferencias en las culturas humanas por factores como el suelo, el clima y el suministro de alimentos. Alrededor de la década de 1970, también comienza la historia del movimiento ecologista o ambientalista. Es ya una fuerza sociopolítica más que una teoría científica específica y una dirección de investigación. Esta modificación se refleja en expresiones como ecopolítica, ecofeminismo, ecosocialismo, etc. En la mayoría de los casos, los portavoces de este movimiento son los partidos políticos de los Verdes. Recientemente, los representantes de este movimiento han pasado cada vez más a la acción política directa.

Los representantes del ecologismo suelen destacar la importancia sociológica de la naturaleza. No es un «medio» pasivo, sino que tiene un impacto profundo y polifacético en todos los ámbitos sociales. prácticas. Mientras que los ecologistas tienden a hacer hincapié en las interacciones biológicas entre la sociedad y el medio ambiente. Los ecologistas son hostiles a la ciencia y la tecnología, pues las consideran la principal causa de la degradación del medio ambiente. Los ecologistas exigen cambios sociopolíticos radicales. Por ejemplo, el programa del Partido Verde alemán dedica 48 páginas de un total de 54 a programas de descentralización, no violencia, democracia participativa, igualitarismo, rechazo a las armas nucleares y a las centrales nucleares, rotación regular de todos los cargos en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Y todas estas exigencias son sólo un requisito previo para una reforma ecológica fundamental. Esta reforma no puede llevarse a cabo dentro de las estructuras sociopolíticas de del capitalismo y del socialismo de Estado.

Ecologismo: El entorno social influye en la supervivencia de la especie humana en su conjunto. Muchas prácticas sociales contribuyen a la degradación del entorno natural. A lo largo de la historia, la humanidad ha creado deliberadamente muchos objetos físicos para satisfacer necesidades, deseos, caprichos y modas humanas. Estos objetos constituyen el entorno humano artificial. Su creación fue una respuesta a las amenazas de la naturaleza. Hoy en día, estos objetos se han convertido en una amenaza para el hombre. Por ejemplo, incluso la invención y el uso de insecticidas (si se limitan a los insectos) son perjudiciales para la salud humana. Los ecologistas creen que todo objeto creado por el hombre contiene algún tipo de amenaza. Por ejemplo, la proliferación de ordenadores ha incrementado drásticamente el número de enfermedades oculares y mentales.

En general, podemos decir que el principal enemigo de los ecologistas es el aparato estatal. Especialmente las industrias militar-industrial, agraria, minera, de combustibles y maderera. En principio, todos los tipos de industria, incluido su apoyo científico y técnico, pueden considerarse enemigos abiertos o encubiertos del ecologismo. Y la clasificación del movimiento ecologista ha sido realizada hasta ahora por sus opositores.

Hay variedades radicales y moderadas del movimiento. El primero incluye a los individuos y grupos que no negocian con la administración estatal y la tecnocracia. Prefieren los métodos de acción directa. Los opositores a los radicales del medio ambiente suelen recurrir a argumentos que tienen en cuenta el crecimiento económico y el bienestar de las personas. Pero es precisamente este objetivo el que los radicales no reconocen. También existe el invambientalismo local, que es el más común y se reduce a los intentos de resolver los problemas medioambientales dentro de las estructuras de producción y departamentales, así como de las autoridades locales.